Las palabras me quieren comer, como los dedos se llenan de salsas.
Mi mano tiembla y en mi garganta hay una pelota que no presta a los pases de los futbolistas.
En mis ojos corren las cataratas, pero son un hilo de agua porque las compuertas se abren a medias.
Mi cabeza con los incontables pelos quieren dormitar y no pasa absolutamente nada.
Hasta hace mucho corrían las cosas, los sentimientos, las personas que pasaron por mi cámara mental. Hasta hace poco tenía una memoria fotográfica, pero ahora se distorcionaron y queda un sucio remordimiento, y es que me han llevado a sentir un no sentir o algo infinitamente confuso.
Y cierto es que mis paredes abajo me comían, acá arriba mis paredes me cobijan, y una ventana enorme me da continuamente la bienvenida.
Pero también quiero llorar, llorar mucho. Esta noche de silencio y soledad , esta noche buscando algo positivo, esta noche se cae a pedazos porque me anticipo al adiós. Y lloro aún más ante esta crueldad realista.
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